Cuidar el coche implica mimarlo en todos los aspectos que sea posible, no sólo los referidos al mantenimiento de la mecánica del vehículo, sino también a los cuidados higiénicos y estéticos. Con estos doce pasos, conseguiremos proporcionarle cariño a nuestro coche con nuestras propias manos.
Durante estos días disponemos de más tiempo libre para poder hacer las cosas que nos gustan. Bien es cierto que son fechas cargadas de eventos y tradiciones, pero por qué no aprovechar un hueco para cuidar nuestro coche con nuestras propias manos. No hay nada como darle cariño a nuestro coche, al tiempo que hacemos algo de ejercicio, para que se luzca. Nuestro cuidado es siempre menos agresivo que un lavado automático y, con un poco de paciencia, podremos conseguir un acabado perfecto que además ayudará a conservarlo mejor a lo largo de los años.
En Pellicer Motor nos encanta ayudarte a cuidar tu coche, por eso vamos a repasar algunos consejos para tenerlo siempre limpio, un cuidado que podemos procurarle nosotros mismos y que hará que quede espléndido.
- Escoger el lugar adecuado es el primer paso. Debemos lavar el coche donde haya una toma de agua con un desagüe apropiado a la red de alcantarillado, utilizar siempre productos biodegradables y no desperdiciar el agua, pues su derroche tampoco es garantía de hacerlo mejor.
- Preparar el material necesario, cubo, esponjas, varios cepillos de distinto tamaño (unos viejos de dientes y de uñas nos servirán), una gamuza, trapos limpios, lavacristales, champú especial de carrocerías, renovador de plásticos a base de siliconas y un spray para limpieza de llantas.
- Limpiar primero las zonas más sucias como bajos y parachoques, donde se acumula más suciedad.
- Aplicar el producto de limpieza de llantas y dejar que actúe, frotar con el cepillo de dientes en las zonas más escondidas para eliminar cualquier residuo.
- Cepillar bien los neumáticos y escurrirlos con un chorro de agua limpia. A continuación abrillantar con un producto especial para caucho.
- Eliminar las incrustaciones como mosquitos o salpicaduras que no se limpien con la esponja, para lo que se puede usar una media de seda (cuya textura no rayará la pintura).
- Limpiar con agua tibia y champú la carrocería. Con la ayuda de una esponja sin cepillo o un guante de lavado, realizar movimientos suaves y circulares, empezando por el techo y el parabrisas. Usar varias esponjas según la zona, con el fin de evitar ensuciar partes que estaban más limpias o rayar la pintura con una esponja que haya absorbido polvo. Dar un primer aclarado con agua y, si es posible, caliente, pues ayudará a que la suciedad se desprenda.
- Aclarar la carrocería eliminando cualquier rastro de suciedad o marca de detergente.
- Secar carrocería y lunetas con la gamuza para evitar manchas de agua, sobre todo si estamos en una zona donde ésta contenga mucha cal.
- Abrillantar con un trapo mediante pequeños movimientos circulares, utilizando un producto adecuado. Es recomendable utilizar alguna marca que contenga también ceras que ayudan a proteger la pintura. Tratar una vez limpias las juntas de caucho con un renovador adecuado para evitar que sigan atrayendo polvo.
- Secar las lunetas con un trapo limpio y el lavacristales. Algunos son antirreflejo y ayudarán a que no nos deslumbren el sol o las luces de otros vehículos.
- Secar el coche a la sombra para evitar que queden manchas. Es mejor repasarlo a mano con la gamuza, pero siempre evitando hacerlo al sol.
Tardaremos un rato, pero el resultado será espectacular y devolveremos a nuestro vehículo un aspecto que no consiguen los lavados automáticos. Por último, sólo nos queda subirnos al coche, bien limpio, y disfrutar de la entrada de la primavera y de un merecido descanso.